Huaraz en Línea. - En un entorno cada vez más acelerado y lleno de cambios, las tradiciones aún son fundamentales en la vida de las personas, especialmente durante eventos significativos como las fiestas navideñas.
Neisy Espinoza Miranda, docente de Psicología del Campus Chimbote de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), destaca que celebrar no solo se trata de compartir con los demás, sino que tiene un poder terapéutico que va más allá de lo social y cultural. “Las festividades nos brindan una oportunidad para reconectar con nosotros mismos, con nuestros seres queridos y con nuestras raíces de una manera profunda y significativa”, detalla.
Desde una perspectiva psicológica, las tradiciones son un espacio para reflexionar sobre lo vivido y para cerrar ciclos, a la vez permiten renovar y establecer nuevas metas para lo que está por venir. Esto es esencial para la salud emocional.
“Uno de los aspectos más poderosos de las tradiciones es el sentido de pertenencia que nos proporcionan. Celebrar en familia nos recuerda que formamos parte de algo más grande que nosotros mismos, lo que es fundamental para la estabilidad emocional. En un mundo que promueve la individualidad y la competencia, las tradiciones invitan a crear lazos de reciprocidad y cuidado, generando un espacio de conexión auténtica”, puntualiza la especialista.
“Cada persona o familia tiene su propio modo de vivir las festividades, y todas esas formas son igualmente válidas. El bienestar emocional surge cuando somos fieles a nuestras propias necesidades y deseos, más allá de lo que otros esperan de nosotros”, agrega.
Desde la Psicoterapia Gestalt, que promueve un enfoque humanista y experiencial que se centra en la conciencia del "aquí y ahora", los rituales son más que costumbres. “Son herramientas para procesar emociones, sanar relaciones y reforzar lazos afectivos. Durante las festividades, muchas personas aprovechan para sanar viejas heridas o fortalecer vínculos afectivos con los que comparten su vida. Los pequeños actos simbólicos, como compartir una cena o un regalo, se vuelven en momentos de afirmación emocional”, expresa Espinoza Miranda.
La docente de UTP concluye que el poder de las tradiciones no radica en su perfección, sino en su capacidad para ofrecer el espacio emocional necesario para sanar, crecer y disfrutar de lo que realmente importa: el presente con las personas que más queremos.
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