Huaraz en Línea.- Los Incas eligieron intencionalmente sitios con fallas tectónicas para construir sus edificaciones como el Machu Picchu debido a que se encontraban estratégicamente seguras contra los peligros geológicos como las avalanchas y facilitó el suministro de agua, evidencias que fueron presentadas por el investigador brasilero Rualdo Menegat en los Viernes Científicos, promovido por el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem).
El santuario de Machu Picchu ubicada en el valle de Urubamba es considerada como uno de los mayores logros arquitectónicos de la humanidad en las montañas, por ello concita el interés académico para descubrir el porqué de esta edificación, rescatando las relaciones entre el geopaisaje andino y las ciudades incas mostrando cómo se ha construido Machu Picchu con el uso de técnicas de geoarqueología, geología estructural y geomorfología, se estableció la matriz del sitio en términos de una red de fracturas y fallas geológicas muy densa.
Menegat sugiere que la zona poblada del santuario y los campos agrícolas circundantes, así como las construcciones y escaleras individuales, están orientados en función de las fallas más importantes, una disposición que, según el geólogo, también se siguió en otras ciudades antiguas incas, como Ollantaytambo, Pisac y Cusco, que, como el Machu Picchu, se levantaron en intersección de las fallas.
Se han analizado ocho órdenes de escalas de redes de lineamientos y fallas, tanto de imágenes de satélite como de datos de campo. La geomorfología tanto de montañas como de bloques de roca es impulsada por la erosión de la intersección mutua de tres direcciones de fallas principales - 020º, 055º y 330º - y dos direcciones secundarias: N-S y E-W. La interferencia mutua entre estas redes de fallas condujo a la geometría fractal típica de los bloques de roca y al patrón de drenaje estructural.
Los incas eligieron intencionalmente sitios con cruce de fallas tectónicas para construir sus ciudades. De hecho, en Machu Picchu, las rocas estaban tan fragmentadas que fue posible construir ciudades en altos niveles topográficos, estratégicamente seguras tanto contra los peligros geológicos como los encontrados en las inhóspitas condiciones andinas. Además, los principales sectores, edificios y escaleras se construyeron siguiendo las tres direcciones de falla mencionadas. Según este análisis, el plano de la ciudad de Machu Picchu muestra claramente el mapa empírico de fallas y fracturas que subyace a su construcción”.
Al respecto Steven Wegner, Editor de la Revista Glaciares y Ecosistemas de Montaña del Inaigem refirió que estas ponencias como las de Rualdo Menegat se presentan en los Viernes Científicos promovido por el Inaigem y permiten el acercamiento entre la comunidad científica y la población estudiantil universitaria, logrando una interactuación beneficiosa para investigadores jóvenes al escuchar los aportes de los ponentes y las preguntas del público interesado.
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