Huaraz en Línea.- La Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana, a cargo de monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, arzobispo metropolitano de Trujillo, se pronunció en un comunicado sobre la actual crisis política desatada en el país, por la aplicación irregular de vacunas contra el COVID-19 a un grupo de personas. Expresaron de esta manera:
¡No nos dejemos robar la esperanza!
1. El Perú, una vez más, es golpeado por el reprochable proceder de algunas autoridades que se han beneficiado egoístamente, dejando de lado los intereses del país, el bien común y su obligación de velar por los más necesitados, los que están en primera línea de lucha contra la pandemia.
2. La Conferencia Episcopal Peruana expresa su rechazo a la utilización indebida de las vacunas confiadas a nuestras autoridades en bien de la investigación y la salud de todos los peruanos. Esto muestra un nuevo rostro del monstruo de la corrupción y de la crisis ética y de valores que impide la auténtica realización de la justicia y el desarrollo del país.
3. La indignación que generan estos hechos se agrava porque deja de lado a los que por más de un año vienen sacrificándose en la primera línea enfrentando esta pandemia. No es posible que sigan muriendo médicos, enfermeras, policías, servidores públicos y tantos otros voluntarios, mientras que un grupo insensible busca su propio interés.
4. Exigimos que estos hechos sean debidamente investigados y sancionados para que la impunidad no tenga más espacio entre los peruanos y, por fin, logremos trabajar en unidad y transparencia para vencer esta pandemia.
5. Es necesario, igualmente, que se garantice una correcta distribución y aplicación de las vacunas, un cronograma que se cumpla de manera irrestricta y sin preferencias, priorizando a aquellos que están en primera línea, cuya cuota de sacrificio y heroísmo ha sido muy alta.
6. Estas circunstancias son también un momento propicio para reflexionar sobre la necesidad de una conversión personal permanente, de reconocer qué nos aleja de Dios y del prójimo, y de mostrar la capacidad de no perder la calma. Dejemos que la luz del Espíritu de Dios ilumine nuestra mente y corazón para discernir con sabiduría este duro momento que está viviendo el Perú.
7. Finalmente, recordemos que son muchos más los que están trabajando y haciendo el bien para superar esta dura prueba. ¡No nos dejemos robar la esperanza!
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