Huaraz en Línea.- Su vida transcurre entre cuyes, cerdos, lechugas y cebollas. Todos los días se acuesta muy tarde pensando en sus gallinas ponedoras y se levanta muy temprano, antes que cante su gallo, para regar sus espinacas. Todo lo hace por sus hijos, por su familia.
Mónica Cerna Villanueva tiene 38 años y 3 hijos, es casada, vive en el centro poblado de Collahuasi, en el distrito ancashino de Recuay y tiene grandes sueños. Sueños que está empezando a cumplir trabajando incansablemente en dos emprendimientos que se han vuelto su orgullo: un biohuerto y un corral.
Con arduo trabajo y el apoyo de su familia, ha implementado un hermoso biohuerto donde produce lechuga, espinacas, cebolla, betarraga. Toda la familia forma parte de la siembra y del gran momento de la cosecha. Solo basta con ir al patio de la casa para encontrar ingredientes frescos que forman parte del menú del día.
Entre los apios y la alfalfa, se pueden encontrar cuyes, que corren de un lado al otro, y que la familia de Mónica Cerna cría con mucha dedicación. A unos cuantos metros, se encuentran los cerdos, siempre con gran apetito y dispuestos a comerse todo a su paso. En el patio, libres y cacareando, están las gallinas que ponen huevos frescos para el desayuno.
Los cuyes y cerdos son criados hasta tener buen tamaño para ofrecerlos a la venta a los vecinos. Los hijos de Mónica la ayudan limpiando los corrales, alimentando a los animales en diferentes horarios, o simplemente cuidándolos.
Mónica tiene la mirada tan firme como su determinación, los ojos grandes y rasgados, con párpados ligeramente caídos. Es alta, fuerte y lleva una larga trenza de cabellos negros. Sus manos ásperas contrastan con su voz dulce y cálida.
Ella vive junto a su esposo Elmer y sus tres hijos, Milagros (17), Clariza (11) y Rodrigo (6), quienes son estudiantes muy aplicados. Milagros, por ejemplo, ocupa el primer puesto en su colegio y ya se proyecta para seguir estudios superiores.
La familia de Mónica Cerna pertenece al programa Juntos desde el 2012, cuando su hija mayor tenía solo 7 años. Desde entonces, administra escrupulosamente los abonos que recibe, destinando una parte a complementar la alimentación de sus hijos y ahorrando el excedente. Precisamente estos ahorros fueron los que hicieron posible sus emprendimientos.
“La crianza de animales demanda mucho tiempo y paciencia, pero genera ingresos que me ayudan a mí y a mi familia. Aquí todos me apoyan en estas actividades y yo me siento acompañada y motivada”, comenta con entusiasmo.
Esos emprendimientos significaron un cambio en la vida de Mónica, pues fue notando que las necesidades se podían cubrir, que podía comprar más fruta, carne y los útiles de sus hijos. Poco a poco la angustia por conseguir dinero fue amainando y todo gracias a sus emprendimientos, su trabajo y el apoyo de su familia.
Áncash: madre de Recuay lanza emprendimientos para dar mejor calidad de vida a su familia
Martes, 15 Marzo 2022 - 7:00pm
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