Traición en el Perú… ¿y la izquierda?

Martes, 2 Marzo 2021 - 6:45pm

Huaraz en Línea.- Hay 2 afirmaciones que, seguramente, la historia recogerá para tipificar a las dos últimas fases del gobierno que inició sus funciones en 2015, con Vizcarra y Sagasti, respectivamente.

La primera, anunciada cuando arreciaba la segunda ola en Europa, es: “Es casi imposible que haya una segunda ola de contagios en el Perú”, escrita por el actual Ministro de Economía W. Mendoza.

La segunda, es de la ex-ministro Mazzetti: “Los asintomáticos no contagian. Solo contagian cuando respiran”. Este personaje, que tuvo que renunciar por falta de todo principio ético, tiene otra: “Una vez que todos los que trabajen en el sistema estén vacunados recién será nuestro momento como debe ser”, pero ella fue la primera en vacunarse1.

Son representativos porque expresan toda la ineficiencia, incapacidad e indolencia de las dos etapas de un gobierno que, según el Financial Times, administra una de las más altas tasas de mortalidad en el mundo.

No hablemos de las terribles cifras económicas como la caída del PBI durante 2020 en 11.12%, ni de la caída del empleo de la población menor de 25 años que, en Lima Metropolitana, en el trimestre Noviembre-diciembre 2020 y enero 2021, fue del 15%, ni que la masa salarial proveniente del trabajo en Lima Metropolitana, en ese mismo período, disminuyó en 24,9%. Sino de la absoluta inoperancia de un gobierno que no ha sido capaz de producir idea ni acto eficiente alguno. Un gobierno que, en sus dos fases, ha mostrado desconocer profundamente nuestro país y, por eso, ha actuado como si el país estuviera representado por los barrios residenciales de Lima2.  Los créditos a bajo interés, “reactivadores”, al ser encargados de su otorgamiento a los bancos privados, con la indicación de seguir, básicamente, los mismos criterios de préstamo que se seguían antes de la crisis, fueron a parar, principalmente, en las grandes empresas muchas de las cuales eluden impuestos pues están registradas “offshore”. 

No se implementó una transformación radical de los mercados de abasto, ni del transporte, aún en ciudades grandes como Lima, que supera los 10 millones de personas, por lo que han continuado siendo, aunque en menor medida, focos de contagio.

Las personas en Lima y en todo el país no mueren sólo por el COVID19, sino también por la absoluta falta de atención. Como en el Gobierno creían en la “casi imposibilidad de la segunda ola”, no se hizo lo necesario ni para abastecer a las clínicas y hospitales con oxígeno y, por eso, la gente muere asfixiada en las puertas de los hospitales o en los pasillos.

Tampoco se ha prestado atención a muchos médicos quienes, pese a indicaciones que vienen de países desarrollados en contra de su uso, vienen tratando a los pacientes con Ivermectina y señalan que pueden mostrar resultados grandemente exitosos, cuando esta medicina es usada con cautela y seguimiento médico. Ya han transcurrido más de 11 meses y, pese a su uso difundido, a nadie en el Ministerio de Salud, se le ocurre recoger las experiencias y desarrollar experimentos controlados para recomendar o para rechazar o para indicar las correctas condiciones en que debe usarse. En un reciente evento médico (webinar), organizado por la Logia Masónica del Perú, con cerca de 40 médicos, un gran número de ellos informó sobre su uso exitoso y no hubo ninguno que tuviera una opinión negativa.

Sin embargo, pese a todos sus desaciertos, este gobierno ha sido criticado, realmente, solo por la derecha política. La acción política “desestabilizadora” proviene del Congreso, no se escucha a la izquierda. Al país le falta un brazo y una pierna. Aparte de algunos susurros de descontento que no resultan siendo claros, la izquierda tampoco tiene voz. Alguien sabe ¿qué opina de la política económica? ¿Tendrá alguna alternativa? ¿Qué opina de la política de salud o de la política laboral? No lo sabemos. ¿Tendrá alguna alternativa? ¿O es que el actual gobierno ha llegado, pese a todas las indicaciones en contrario, a las políticas ideales? ¿Será conveniente sustituir, así fuera parcialmente, las políticas monetarias cuasi fiscales, por grandes proyectos de inversión? ¿Qué país se quiere construir? Todo indica que o no se sabe o no se discute o no se quiere dar a conocer.

La candidata Mendoza parece ser incapaz de decir que la izquierda quiere más mercado, que el país necesita más mercado y más empresarios modernos, y que puede mostrar que la causa de que el mercado peruano no se haya desarrollado se encuentra en el empresariado rentista que sólo ha buscado su pequeño y mezquino beneficio. ¿Es que no se da cuenta que los millones de peruanos en la llamada “informalidad”, sueñan con el mercado, y que el desarrollo del mercado, el aumento de la inversión, con reglas de mercado modernas, es el camino al desarrollo nacional?

La última puñalada del rentismo parasitario, que en nuestro país se ha presentado como el verdadero mercado, acaba de ocurrir en la política de salud: se está privatizando la vacunación. El gobierno acaba de aprobar el Reglamento de la Ley 31091 que junto con el Decreto Supremo 002-2021-SA permitirá que las empresas privadas comercialicen las vacunas contra el coronavirus. Los grupos que, para no pagar impuestos en el país se inscribieron como empresas offshore, que han oligopolizado el mercado peruano de medicinas, están felices…aunque muchos peruanos más seguirán muriendo, debido a esta privatización de la lucha contra la plaga del coronavirus.

Si las reglas de la biología también rigen en la política, estamos perdidos…pero si no es así, hay motivos suficientes de sufrimiento nacional como para estar esperanzados que nuestro país podrá desarrollar su brazo y pierna izquierdas, y que también recuperará esa voz fuerte, que nuestro pueblo necesita más que nunca.

En estos tiempos de pandemia en nuestro país, que parece tener solo un empresariado rentista enfrentado a una enorme masa popular que quiere el desarrollo del mercado, es posible desde la izquierda, desarrollar este mercado para poder alcanzar el desarrollo nacional. (Por:  José Oscátegui Arteta – Otra Mirada)

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